De alguna u otra forma llevo una semana acá, hay 6 horas que no sé dónde quedaron, pero contaré eine Woche. Me gusta que haya comida vegetariana y que sean considerados con eso, que hayan muchos productos "biológicamente correctos". Se me ha hecho difícil encajar, es complicado, a veces siento que vine solo, estoy acostumbrado a mis amigos liberales y ligeramente a totalmente distorsionados; no digo que Alemania no sea así, porque hasta el momento eso es lo que promete, pero al menos con la gente que me ha tocado compartir hasta ahora -hablo de los que se rigen por la chilean way- son personas totalmente distintas a mí, tienen otros objetivos de vida, hay una intención de demostrar la heterosexualidad a toda costa, encontrar mujerzuelas y no entablar una conversación y si profundizan demasiado, preguntan sobre el área de estudio y el país de origen... ¡santa cachucha!, siento que es como cuando te sientes mal por sentirte clasista y no tienes a quién culpar, podría culparlos a ellos mismos por su desgracia, pero ellos viven sehr glücklich... ich bin ein intoleranter und verdammter Mann.
Después de toda esta reflexión, pareciera que me quiero morir, pero no, de hecho me siento demasiado contento -creo que soy algo masoquista- con estos desafíos, igual hay un ambiente grato, aparentemente las cosas funcionan, no hay límite de velocidad, wirklich la gente no cruza con rojo de ninguna ninguna forma, igual se han derrumbado algunos mitos, como la limpieza por todas partes -la ciudad parece cenicero- y las horas sagradas de silencio. Saben ahorrar, cuando el metro sale a la luz del día, apaga inmediatamente la luz, los WC tienen todos diferenciados el pipí de la caca. Tampoco tengo wifi, dicen que es dañino, pero los cables también lo son, creo. Igual hay torres de alta tensión y proyectos eólicos überall, hay reciclaje y basura, digamos que lo intentan, tendrán mesada -una gran mesada- pero al menos son hippies.
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